La dieta mediterránea ha dado la vuelta al mundo, conquistando a expertos en nutrición como así también a los amantes de la comida. Famosa por su diversidad de sabores, texturas e ingredientes, hace casi un siglo que llegó para quedarse.
Pero, ¿qué hace que la dieta mediterránea sea tan valorada? Vamos a indagar en las cualidades que posee, así como en su origen, para entender por qué es tan especial y elegida por muchas personas que desean equilibrar el placer de comer y a la vez cuidar la salud.
¡Comencemos!
¿Cómo surgió la dieta mediterránea?
Aunque no hay una fecha o lugar preciso para hablar de su origen, muchos historiadores defienden la teoría de que la dieta mediterránea comenzó en la época del Imperio Romano, cuando la civilización se extendió por toda la cuenca del mediterráneo. También hay quienes sostienen que la dieta se fue configurando entre el paso del tiempo y con influencias de otras culturas como la árabe o la celta, así como también, con la llegada de productos de América.
Su nombre deriva de las palabras griegas “diaita” y “mesos”, que juntas significan “forma de vida” o “estilo de vida”. Nada casual, ya que esta connotación refleja la filosofía que se propone: integrar un equilibrio no solo por lo que comes, sino por cómo vives, recalcando la importancia de disfrutar del placer de comer.
No fue hasta 1950 que obtuvo su reconocimiento en términos de salud, gracias al “Estudio de los Siete Países” liderado por Ancel Keys; donde se destacaron los beneficios para la salud de las poblaciones que seguían una dieta mediterránea tradicional. Este hito impulsó su aprecio y difusión global en las décadas posteriores.
Antes que nada, ¿qué es la dieta mediterránea?
He aquí la pregunta que muchos se hacen. Aunque a simple vista parece fácil descifrarlo, no todo es lo que parece.
La dieta mediterránea es mucho más que un plan alimenticio, ya que propone un enfoque holístico al combinar un conjunto de hábitos alimenticios, con la práctica de ejercicio físico y la socialización a través de disfrutar de las comidas compartidas.
¿Qué alimentos integran la dieta mediterránea?
Claro está, que sus ingredientes provienen de países circundantes al mediterráneo. Siendo los más destacados: verduras, legumbres y granos enteros, así como la fruta y los pescados, agregando un consumo mínimo de carnes e hidratos de carbono, como la pasta y el arroz, sumando frutos secos, aceite de oliva como uno de sus elementos más destacados, incluyendo el consumo de vino con moderación.
De esta manera, la dieta mediterránea queda conformada en un consumo mínimo de carnes e hidratos de carbono, centrando la importancia de consumir vegetales e incorporar las grasas monoinsaturada.
¿Qué beneficios propone para la salud la dieta mediterránea?
Como mencionamos al principio, este estilo de alimentación ha sido muy elogiado por los profesionales de la salud, ya que comprende un equilibrio óptimo para nuestro día a día.
Siendo así, que las investigaciones que se llevaron a cabo sobre los beneficios de la dieta mediterránea, han ratificado que su inclusión influye en la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Además, se ha asociado con la longevidad y la salud mental, en enfermedades de deterioro cognitivo como el Alzheimer y el Parkinson.
La utilización del aceite de oliva en la dieta mediterránea favorece a disminuir el riesgo de padecer obstrucción arterial, trayendo como beneficio el contenido de vitamina E y carotenos.
Conoce más de una pareja que van muy bien en esta dieta, Jamón ibérico y aceite de oliva: La excelencia gastro
Concluyendo que, uno de los puntos fuertes para la salud que aporta a dieta mediterránea, es que nos permite consumir un gran abanico de alimentos que nos aportan una multitud de nutrientes.
¿Cuáles son las 7 características principales de la dieta mediterránea?
Vamos a hilar fino y entrar en detalle sobre las 7 características que hacen que la dieta mediterránea funcione y sea tan buena para nuestro organismo.
1- Abundancia de frutas y verduras: como bien sabemos, proporcionan una dosis muy completa de vitaminas, minerales y antioxidantes, sumado al aporte de fibra. El detalle aquí, está en escoger productos que sean frescos y como siempre pujamos, sostenibles y amenos con el medio ambiente.
2- Aceite de Oliva extra virgen como grasa principal: no es solo un componente más de la dieta mediterránea, sino su columna vertebral. ¿Acaso hay un producto más típico de la región del mediterráneo? Rico en ácidos grasos monoinsaturados, el aceite de oliva es esencial para una salud cardiovascular óptima. Extraído de las aceitunas, es una fuente esencial de grasas monoinsaturadas.
3- Predilección de pescado y aves: en lugar de carnes rojas, la dieta mediterránea se inclina por fomentar el consumo de pescado y aves. Pero, ¿Por qué? Como explicamos al mencionar su procedencia, esta elección se basa en la disponibilidad local y la tradición culinaria, dado que muchas comunidades mediterráneas están ubicadas cerca del mar.
Colabora a la salud cardiovascular y cerebral, dado que son fuentes de proteínas magras y ácidos grasos omega-3. También aportan nutrientes esenciales como el yodo y el selenio.
4- Inclusión de frutos secos y semillas: almendras, nueces y semillas son tesoros nutricionales en la dieta mediterránea. Añaden grasas saludables, proteínas y fibra, ofreciendo beneficios para la saciedad y la salud cerebral.
5- Consumo moderado de productos lácteos: la dieta mediterránea incluye productos lácteos en moderación, como yogur, queso y leche, proporcionando calcio y probióticos beneficiosos para la salud ósea y digestiva. Remarcando la impronta que tiene en su elección la tradición cultural.
6- Énfasis en granos integrales y legumbres: la elección de granos enteros, como la cebada y la quinoa, junto con legumbres como garbanzos y lentejas, asegura una ingesta adecuada de fibra y nutrientes esenciales. Al igual que los frutos secos, este tipo de alimentos promueven la saciedad.
7- Adecuado consumo de vino tinto: en el contexto adecuado, un vaso de vino tinto acompaña a las comidas, ofreciendo no solo placer al paladar, sino también antioxidantes como el resveratrol que se asocian con beneficios para la salud cardiovascular.
La importancia del jamón ibérico de bellota
Aunque mencionamos 7 características principales en la dieta mediterránea, tenemos que hacer un inciso para hablar de la importancia del jamón ibérico de bellota en esta alimentación.
El corazón de la dieta mediterránea reside entre la variedad de alimentos y el equilibrio al momento de consumirlos. Nuestro jamón ibérico de bellota, un distinguido de nuestra gastronomía, aporta grasas monoinsaturadas (más del 55% de ácido oleico, el mismo del aceite de oliva). Esto es gracias a que la base de su alimentación proviene de las bellotas durante la temporada de la montanera.
Puedes enterarte de más en nuestro artículo de: Montanera: ¿qué es y por qué es necesaria para tus ibéricos?
Además de añadir un toque distintivo a la dieta mediterránea, elevando la experiencia culinaria a nuevas alturas; su alto contenido en ácido oleico, en proteínas y en vitaminas como la B1 hace de él un producto clave en esta alimentación, y ¡Por supuesto, el resto de embutidos ibéricos también entran dentro de la dieta mediterránea! Elegí el que más te guste en nuestro post con los mejores 10 embutidos ibéricos de España
Aquí tienes un artículo para que conozcas en detalle más sobre nuestros embutidos ibéricos: Tipos y características
Conclusión
Es importante destacar que la dieta mediterránea no se trata solo de la cantidad de productos que se consumen, sino también de la variedad y el equilibrio. Lo que nos permite a las personas disfrutar de una gama completa de nutrientes sin depender en exceso de un solo tipo de alimento.
Y como siempre remarcamos desde RR Ibéricos, destacar la importancia de elegir productos frescos y amenos con el medio ambiente, la calidad de lo que consumimos cuenta al momento de mantener una salud sana y equilibrada.